ISABEL-CASASUS, Manejo

EL MANEJO DE LAS PRIMÍPARAS EN LOS REBAÑOS DE NODRIZAS

En posts anteriores hemos aludido a la importancia del manejo de las novillas durante la recría hasta su primer parto por su efecto sobre la eficiencia sobre toda su vida útil. Sin embargo, la etapa crítica no termina con este primer parto ya que el peso adulto se alcanza más adelante.

Como puede observarse en la Figura 1, si se siguen las pautas que se han indicado en las entradas anteriores, tras iniciarse la pubertad al alcanzar las novillas un 56% de su peso adulto es posible realizar cubriciones que den lugar a un primer parto en torno al 80% del peso a la madurez. En las vacas nodrizas españolas este primer parto suele ocurrir a los 2.5-3 años de vida de la vaca. Con algunas diferencias en función de la raza y el manejo, la madurez completa se alcanza entre el 4º y el 5º año de vida.

Figura 1. Evolución del peso de las vacas nodrizas a lo largo de su vida útil y momentos clave (Cano et al., 2016, elaborado a partir de 18.627 registros de 1189 vacas).

figura 1

Por tanto, tras los dos primeros partos las vacas jóvenes han de compaginar la gestación y lactación de su ternero con su propio crecimiento, ganando 75-100 kg de peso desde el primer parto hasta la edad adulta. Aunque buena parte de este peso debe ganarse en el primer ciclo productivo (2/3 del total; Cortés, 2017), las vacas de segundo parto todavía están en crecimiento y requieren una atención especial.

Pautas para un adecuado desarrollo de las hembras jóvenes

Para asegurar un adecuado desarrollo de las hembras jóvenes hasta la madurez mientras mantienen el ritmo de un parto al año será necesario tener en cuenta una serie de aspectos clave:

  1. Realizar las cubriciones de las novillas con sementales de probada facilidad de parto y un par de semanas antes que en el caso de las vacas. Esto último asegura que paren antes que el resto del rebaño, lo cual facilita la atención en el parto y da más tiempo a la recuperación de la ciclicidad antes de integrarse en el periodo habitual de cubrición del rebaño adulto.
  2. Poner especial cuidado en el manejo durante el primer ciclo productivo:
    • en gestación: alimentación que no limite su crecimiento, pero que tampoco produzca un engrasamiento excesivo, lo cual dificultaría el parto.
    • primera lactación: evitar las pérdidas de peso y condición corporal durante la cría del ternero. Para ello, se puede suplementar a la madre o directamente al ternero, e incluso realizar un destete precoz (a partir de los 3 meses), que permita adecuar las necesidades nutritivas a una oferta de alimentos más limitada.
    • segunda gestación: facilitar la ganancia de peso durante la fase seca. En el caso de rebaños en pastoreo, puede ser adecuado seleccionar para estas vacas los pastos con mayor oferta y calidad de forraje.
  3. Recordar que las vacas de segundo parto están todavía en crecimiento: en la medida de lo posible, es más adecuado manejarlas con el lote de primíparas que con el rebaño de adultas.