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La demanda de proteína va a incrementarse en los próximos años. Es un hecho que ya sabemos. En concreto, se prevén aumentos del 12 % en la demanda de proteína cárnica (37 millones de toneladas más) y del 21 % en el caso de la leche (171 millones toneladas). (OCDE Food & Agricultura Organisation, proyecciones 2016-2026)

Todo un reto de producción, sin duda, que pasa porque nuestras producciones sean más eficientes y rentables. ¿Cómo? Pues como ocurre en nuestro día a día, mediante la toma de BUENAS DECISIONES. Ahí es nada…

Estrategia: mejores decisiones de selección

Y pensaréis, pero si yo ni acierto en la quiniela, ¿cómo voy a decidir correctamente con qué vaca quedarme? Y es precisamente eso de lo que queremos huir: la toma de decisiones sin información. Porque, de esa forma, todos los animales son iguales y, al igual que si pones un “Real Madrid 3 – Barca 2”, la decisión es pura intuición.

Entonces diréis, “bueno, la alineación del equipo, cómo han jugado los partidos previos… es para mí suficiente información para marcar un resultado en la casilla”. Pero ¿qué me dirías si pudieras conocer con antelación las probabilidades de que Sergio Ramos marque un gol en el partido? Esa información te ayudaría a tomar una decisión más acertada, ¿verdad?

Lo mismo ocurre en ganadería de vacuno de leche. Los métodos de genética tradicionales, como el rendimiento de los antepasados o pedigrí, el rendimiento del animal y el rendimiento de la descendencia, nos aportan información, pero con un 25% de fiabilidad, es decir, un 25 % de confianza de que los genes asociados a los rasgos que nos interesan son transmitidos a la descendencia. La buena noticia es que desde 2008 contamos con la genómica, ¡con la que la fiabilidad de los datos aumenta hasta el 70%! Lo que nos permite tomar mejores decisiones de selección.

Mejorando nuestra fuente de información

Dicen que “las decisiones son tan buenas como los datos en los que se basan”, y que tan importante es tener información como saber qué hacer con ella. Así, la genómica nos permitirá aumentar la precisión de la selección, en un momento más temprano en la vida del animal e, incluso, nos ofrecerá información de aquellos caracteres más difíciles de medir, para los que los métodos tradicionales son más limitados, como, por ejemplo, la longevidad, para la que se necesita mucho tiempo, o rasgos de salud o bienestar, que tienen una baja heredabilidad y son de difícil registro.

¿Sabías que entre la cuarta y la quinta lactancia de los animales es el momento en el que producen más leche? Sin embargo, normalmente, no más de un 9% del rebaño se encuentra en esta lactación.

Hay dos conceptos importantes que debemos tener muy claros:

1. Criar a las novillas equivocadas es una mala inversión:
   - Vacas que carecen de potencial genético no permanecerán en el rebaño el tiempo suficiente para recuperar los costos de crianza.
   - No todas las novillas representan una mejora genética.
2. La rentabilidad es generada por vacas sanas y genéticamente capaces de vivir el tiempo suficiente (longevas) para producir más leche.

Así, mejorar la salud y el bienestar animal a través de la selección genómica presenta una oportunidad para ayudar a manejar las enfermedades y a mejorar la rentabilidad, siempre y cuando lo combinemos con buenas prácticas de manejo.

Conclusión

La mejora de los animales mediante la genética es una inversión estratégica en el sistema de producción para lograr animales más productivos y rentables. Los métodos genéticos tradicionales nos aportan información, lo cual es mejor que tomar decisiones sin ningún tipo de datos, pero todavía podemos tener una fuente de información más fiable: la genómica.

Aunque no debemos olvidar que la genética es solo una parte más de la ecuación para la mejora animal. Hay otros componentes de manejo fundamentales para mejorar la eficiencia y la rentabilidad.