JAVIER-HERAS-SANCHEZ, Manejo

Alojamiento de la ternera: condiciones ambientales y material de la cama

Condiciones ambientales

El rango de temperaturas para la mayor eficiencia, en términos de utilización de la energía, es entre los 13 y los 18ºC

La bibliografía nos indica que la zona termoneutral de una ternera recién nacida se encuentra entre los 10 y 26ºC y entre los 0 y 23ºC para animales de un mes de vida. Si bien es cierto que estos rangos de temperatura varían en función del tamaño del animal, edad, raza, estado de nutrición y material de cama utilizado, el espacio donde reside la ternera debe proporcionar las condiciones adecuadas para que esta se encuentre dentro del rango de temperaturas de su zona termoneutral. Cuando esta condición se cumple, el animal puede destinar la energía a su crecimiento. Por el contrario, en situación de estrés térmico gran parte de la energía debe ser utilizada para mantener o disipar el calor. El rango de temperaturas para la mayor eficiencia, en términos de utilización de la energía, es entre los 13 y los 18ºC, aunque los grandes cambios fisiológicos ocurren cuando la temperatura sale del rango de los 5 a los 25ºC.

Al igual que el resto de los animales de producción, las terneras jóvenes son especialmente sensibles al estrés térmico, pues su capacidad de termorregulación es menor que la de los adultos. Así pues, situaciones de estrés térmico prolongadas en el tiempo impactan negativamente sobre el bienestar animal, además de aumentar las pérdidas directas (por incremento de morbilidad y mortalidad) e indirectas (por disminución de ganancia de peso, rendimiento y supervivencia a largo plazo) (Roland y col., 2016).

Igual de importante es en la ternera el estrés por frío que por calor. Durante los meses de verano hay que asegurarles sombra (por ejemplo, situando las casetas bajo cubierta), agua y orientar la caseta para minimizar la exposición solar. Hay que tener en cuenta que la temperatura que percibimos fuera de la caseta es distinta a la que recibe la ternera dentro, siendo esta última la que debemos controlar. 

Material de cama

Para reducir las pérdidas de calor durante los meses más fríos, uno de los métodos más efectivos es proveerles de paja como material de cama. El hecho de que las terneras dispongan de cama suficiente para recogerse les permite crear una capa de aire caliente a su alrededor para mantener la temperatura corporal y evitar pérdidas de calor. La paja es mucho más eficiente como aislante térmico en comparación con otros materiales de cama como el serrín o la arena (que pueden ser una opción para utilizar durante los meses de calor). Asegurar un mínimo de 15 centímetros de paja en profundidad es lo recomendable. 

La paja es mucho más eficiente como aislante térmico en comparación con otros materiales de cama como el serrín o la arena

De la misma manera, cuando ofrecemos paja como cama, permite a la ternera ‘hacer nido’. El grado de ‘nido’ puede evaluarse; la mejor puntuación se obtiene cuando apenas observamos las patas de la ternera (cuando esta se encuentra acurrucada). Además, a mayor grado de ‘nido’, menor prevalencia de problemas respiratorios (Lago y col., 2006). Junto con la paja, la utilización de mantas para prevenir el frío de las terneras es altamente recomendable.

Un aspecto para destacar es el hecho de que las terneras pasan el 80 % de su tiempo tumbadas, por lo que no hay que menospreciar la cantidad y tipo de cama utilizado. Como regla general hay que evitar los suelos duros y mantener siempre seco el material de cama. Al escoger el tipo de material es importante valorar el precio y la velocidad de compactación (para evitar el endurecimiento de la cama). También hay que tener cuidado con materiales polvorientos (tipo el serrín), ya que puede causar problemas respiratorios por irritación de las vías aéreas y daño de las mucosas.

En conclusión, mitigar los efectos del estrés térmico en las terneras agrupa un conjunto de estrategias. El tipo de cama y su mantenimiento es clave para su control.

En el siguiente post trataremos la importancia de una adecuada ventilación en el alojamiento de las terneras.

Lago, A., S. M. McGuirk, T. B. Bennett, N. B. Cook, and K. V. Nordlund. 2006. Calf respiratory disease and pen microenvironments in naturally ventilated calf barns in winter. J. Dairy Sci. 89:4014–4025.

Roland. L., Drillich. M., Klein-Jöbstl. D. and M. Iwersen. 2016. Invited review: Influence of climatic conditions on the development, performance, and health of calves. J. Dairy Sci. 99:1-15.